La
frase del título “Mientras seamos jóvenes” forma parte del himno
universitario “Gaudeamus Igitur”. (Alegrémonos
pues, mientras seamos jóvenes. Tras la divertida juventud, tras la incómoda
vejez, nos recibirá la tierra.)
Una
nueva novela de José Luis Correa protagonizada por el detective privado Ricardo
Blanco, un personaje peculiar y canario. Las Palmas de Gran Canaria se han terminado por convertir en un
personaje más de las novelas de Correa, de sus historias. Ricardo Blanco y el
resto de personajes secundarios (el inspector Álvarez, Beatriz, la novia
farmacéutica de Blanco, su fiel secretaria) han evolucionado y madurado con
cada nueva novela. Le sigue acompañando la
sombra de su abuelo Colacho, quien le dejó una huella indeleble y profunda.
Esta
última historia de Ricardo Blanco se inicia con el descubrimiento del cuerpo
sin vida de una estudiante de doctorado de nacionalidad italiana y la
detención de su supuesto asesino, un profesor de la facultad de Veterinaria de
la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Este
profesor
de patología animal, Jorge
del Amo, no cuenta con un
pasado totalmente limpio, y desde prisión solicita la ayuda de Blanco para que encuentre al verdadero culpable de
ese crimen. La petición de ayuda provoca en Ricardo Blanco una
inicial curiosidad que le traerá infinidad de problemas. Su novia no entiende
cómo puede defender a un hombre tan impresentable como del Amo con fama de
arrogante, maltratador y mujeriego.
El
crimen en la novela le sirve al escritor para reflexionar acerca de otros temas
de actualidad como son
las intrigas académicas, los conflictos generacionales, los malos tratos, la violencia, una violencia que
no entiende de clases y sí de abusos indiscriminados al débil.
Una novela
bien estructurada,
con un lenguaje depurado y eficaz
y, también, como buena novela negra, una novela social que realiza
un repaso de los males que aquejan a nuestra sociedad con un final
especialmente cuidado,
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