El 13 de diciembre de 2016, Juan
Pablo Fusi leyó su discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia, titulado “Espacios de libertad. La cultura española y la recuperación de la
democracia (1960-1990)”, que ha sido publicado con un título prácticamente
idéntico: “Espacios de libertad. La cultura española bajo el franquismo y la
reinvención de la democracia (1960-1990)”. Un ensayo interesante de apenas 140 páginas
con una extensa bibliografía.
La exaltación nacionalista,
glorificación del espíritu y los valores militares, ferviente catolicismo,
hispanidad y preferencia por formas y estilos clásicos y tradicionales fueron
los principios que en un primer momento definieron la cultura franquista.
En los años de la posguerra, por lo
general el arte público fue militante y conmemorativo, la literatura y el cine
extremadamente ideologizados, mera propaganda, y la historiografía en los años
cuarenta retóricamente nacionalista. La Iglesia monopolizó la educación,
ejerció la censura moral de espectáculos y libros, y mantuvo prensa,
editoriales y medios de comunicación propios. En ese contexto, el cambio
cultural que fue produciéndose en España desde la década de 1960 fue un hecho
histórico de importancia considerable. Protagonizada pronto por personalidades
y obras de indudable interés, la cultura española supo conquistar, a pesar del
franquismo, ámbitos propios de libertad. Todo ello supuso nuevas formas de
entender y de explicar la realidad: nuevas formas también de repensar España.
Con unas ciencias sociales interesadas en la democracia como sistema, la
cultura española tuvo así función formativa en la reinvención, y por tanto en
la recuperación, de la democracia en España.
De ello trata este texto de Juan Pablo
Fusi con una muy buena documentación que se manifiesta en todas las páginas de
un ensayo que es, también, un homenaje a intelectuales, pensadores y creadores que se mantuvieron a pesar
del franquismo.
Hay referencias destacadas a Julián Marías, al que
considera un pensador clave de la segunda mitad del siglo XX por su “honestidad
y calidad intelectual” y de quien toma la idea de “España como preocupación”
como hilo conductor de su discurso, y a José Luis López - Aranguren, del que
desarrolla la tesis de “la democracia como moral”.
Como el propio autor afirma, el texto trata
sobre la evolución cultural española entre los años 55 y 75 aproximadamente, de
cómo fue recuperando
espacios de libertad a pesar del franquismo. “A partir de los
50 surge un pensamiento nuevo, que no había existido antes del 36, a través de
la ciencia económica, la sociología, la ciencia política y la renovación
historiográfica que asociamos a Vicens Vives, y la democracia se convierte en el tema de reflexión
de ese período”.
“Hubo un alejamiento del
régimen por parte de un grupo de intelectuales de la revista Escorial entre los que estaban
Dionisio Ridruejo, José Luis López Aranguren, Pedro Laín Entralgo, Antonio
Tovar y Luis Felipe Vivanco. Todos ellos se orientaron en una dirección
totalmente distinta, y en el caso de Ridruejo se produjo una verdadera ruptura
con el régimen. Aranguren viró hacia la moral católica y Laín Entralgo hacia la
idea de reconciliación de los españoles y a la relación médico-enfermo como
explicación de la condición humana. Ya no profesaban el idealismo falangista de
los primeros años del franquismo. La literatura y el cine de exaltación
patriótica, que habían sido muy dominantes en la posguerra, se fueron disipando
en los 50 con la recuperación de la generación del 98 y de figuras como
Menéndez Pidal o Gregorio Marañón”.
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