“Nunca ayudes a una extraña”, de J.M. Guelbenzu
En la novela se
plantea una nueva investigación de la juez Mariana de Marco, que, en esta
ocasión, se adentra en las complejas e insanas relaciones entre algunas
familias relevantes de la ciudad de G., a orillas del Cantábrico, donde ejerce
la juez.
Esta es la
séptima novela protagonizada por la juez Mariana de Marco, interesante
personaje creado por José María Guelbenzu, una mujer entrada en los cuarenta,
divorciada, que aún conserva la sugerente belleza que da la madurez, inteligente,
independiente y mordaz que en su trabajo destaca por ser crítica y concienzuda,
algo que ya le ha permitido cerrar con éxito algunos importantes casos, aunque
también le ha granjeado ciertas enemistades. Es alta, de figura atlética y voz profunda. Melena corta
y castaña, orejas pequeñas, ojos grandes. Viste trajes clásicos de chaqueta y
pantalón y zapatos de medio tacón. Le
gusta leer, escuchar música, fumar, beber whisky con hielo y no le gusta
cocinar.
La juez deberá
investigar qué se esconde tras lo que parece un suicidio, que se ha producido
horas después de que un periodista, Goitia, de paso por la ciudad y en una
noche de copas, intentara auxiliar a una mujer que acaba de ser agredida en un
oscuro callejón del que inesperadamente sale corriendo un hombre. Ambos,
periodista y presunto agresor, son detenidos y puestos a disposición judicial.
La versión del periodista queda en entredicho por la declaración de su rival,
hijo de un rico empresario de la zona, que mantiene que él también había
entrado al callejón para ayudar, y que fue allí donde Goitia se confundió de
hombre.
Se trata del supuesto suicidio de Concepción
Ares, hija de una de las más pudientes familias de la localidad, casada con
Tomas Sánchez-Hevia, quien se encontraba de viaje de negocios cuando ocurrió el
suceso.
Mariana de Marco
indagará en el mundo no siempre limpio y claro de tres familias relevantes en
la ciudad, que esconden bastantes secretos. La juez contará con la ayuda del
periodista
Javier Goitia, que se ha visto involuntariamente implicado en el
asunto y que tiene un interés propio porque se ha enamorado de la juez.
Solo hace falta escarbar un poco para
ver la corrupción moral que domina la alta sociedad de la ciudad, sus enredos y
las relaciones de silencio que parecen primar en sus acciones. Queda en
evidencia la rabia que le produce a Mariana de Marco, la corrupción moral de
determinadas personas.
Guelbenzu profundiza en el carácter
psicológico de los personajes, a quienes somete a un tercer grado que saque a
la luz sus vicios y miserias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario