“Cerbantes en la casa de Éboli” de Álvaro Espina. Espina respeta la grafía
que Cervantes usó para escribir su apellido; eso es, con "b", aunque
después toda la novela está escrito con «v».
El contenido de
un manuscrito descubierto tras el terremoto de Orán, permite al editor de esta
novela reconstruir la vida de Cervantes en Madrid entre 1566 y 1569, antes de
su huida a Italia. Aunque el texto aparenta haber sido dictado o escrito por el
propio Cervantes, el editor no descarta que se trate de una autobiografía
apócrifa, de autor desconocido.
El joven Miguel
de Cervantes se instala con su familia en Madrid y entra a formar parte de la
casa Éboli como secretario privado de los príncipes y preceptor de su hija Ana.
Al mismo tiempo prepara su examen de Bachiller por la Universidad Complutense
en el estudio de López de Hoyos.
José
Álvarez Junco, resume así la obra: «A partir de un supuesto
manuscrito cervantino encontrado en Orán, el autor desarrolla una trama casi
policíaca que mezcla gracia y erudición, pasión y distancia, imaginación y
trabajo investigador. Componiendo este texto, Álvaro Espina se ha divertido mucho,
a la vez que ha aprendido otro tanto sobre las entretelas de la corte de Felipe
II y de la vida española del llamado Siglo de Oro.»
Estamos ante una novela
culta, bien documentada y bien escrita, una novela de lectura amena, aunque
debe leerse de forma reposada.
Hay una enorme investigación
que subyace en la novela, porque hay un enorme conocimiento de la época en la
que el autor sitúa la acción: sobre la música, los oficios, los mercados, la
comida, la literatura que se lee (Tácito, Tito Livio, Plutarco, Maquiavelo),
los romances como instrumento para contar historias, La Celestina, Amadís,
Tirante el Blanco… Las representaciones teatrales con una referencia por ejemplo
a Lope de Rueda; los bailes con referencia a la pavana y la gallarda que forman
parte de los escenarios de la novela. La música tiene un espacio significativo
en el texto y hay varios capítulos donde es protagonista.
En la novela, situada
en el Madrid de los Austrias en el siglo XVI se manifiesta la importancia de la
Casa de los Éboli, de los Alba, de los Medina Sidonia, del Duque de Gandía, del
Conde Lerma. Aparecen las pugnas doctrinales entre los jesuitas (Francisco de
Borja, entre otros) y los dominicos (Luis de Granada) y algunos grandes
personajes del Siglo XVI, de la Corte y de fuera de la Corte, por ejemplo el
Nuncio Castaneo. Tiene un papel sustancial Ana de Mendoza, la Princesa de
Éboli, personaje que forma parte de las leyendas y enigmas de nuestra historia.
De fondo aparecen
sucesos decisivos en la historia de España y en la historia de Europa: Trento,
Flandes, la Inquisición…y un largo listado de personajes: Melchor Cano, Antonio
Pérez, Teresa de Ávila y su reforma del Carmelo, Erasmo de Rotterdam,
Archimboldo, Sofonisba de Anguissola…
La novela nos recuerda
la personalidad, el proceso y juicio por conspiración y sentencia del príncipe
Don Calos, quien estaba llamado a ser el Heredero de la Monarquía Hispánica. En
Flandes la corriente de opinión era que Don Carlos quería acabar con la tiranía
del Rey y que por ello ordenó recluirle. Sobraban ingredientes para ingresar en
la Leyenda Negra y ser protagonista, además, de una ópera de Giuseppe Verdi, con texto de Schiller.
Dice el autor:
«Mi aproximación a
la novela histórica es de ficción minimalista. Aquello que está documentado
no puede editarse. Las únicas licencias que me permito son acerca de cuestiones
que se desconocen. Por ejemplo, en este caso, sabemos que la hija mayor de los
príncipes de Éboli tuvo un preceptor, pero no el nombre del mismo. En la
novela, sitúo a Cervantes como tal para ubicarle en el centro de las intrigas
de la corte de Felipe
II». “Creo personajes, pero no me
invento la vida de los personajes reales. No me separo un ápice de lo que
sabemos, de lo que tenemos documentado... Pero como esto último es muy poco, y
además hay que interpretarlo, el resto es ficción".