(juan Marsé y jaime gil de biedma en Nava de la Asuncion)
CARTA
DE MARSÉ A GIL DE BIEDMA SOBRE LA CRISIS CATALANA
‘Otoño del 59, verano del 66’
Noche triste de
octubre. En el corazón del conflicto catalán las redes se hicieron eco de un
impresionante poema, Noche triste de octubre, que Jaime Gil de Biedma dedicó a
su amigo Juan Marsé en 1959. Alertado por EL PAÍS, Marsé, uno de los grandes
escritores españoles vivos, que ha mostrado públicamente su espanto ante lo que
ocurre, volvió a ese poema emocionante y le responde al poeta que fue de las
personas que más quiso en la vida.
El País 13 OCT 2017
Querido Jaime. Me dicen que circula por la red tu poema Noche triste de octubre, 1959,
publicado en Moralidades en 1966. Recordarás
una conversación que mantuvimos acerca de algunas imágenes del poema, en la
época que lo escribías, sobre todo esa tarde lluviosa que me leíste un primer
esbozo. Me dijiste que me lo ibas a dedicar si conseguías terminarlo. Octubre
siempre ha sido para mí un mes de malos augurios y resonancias dramáticas, y no
puedes imaginarte hasta qué punto este octubre de 2017 ha superado tan nefastas
aprensiones. Los problemas no son los mismos, el país ya no es el mismo, pero
las cosas siguen viniendo mal dadas.
Quiero recordar
ahora el día que, con un vaso de ginebra en la mano, en tu sótano (“más negro
que mi reputación, que ya es decir”, dejaste escrito) de la calle Muntaner, me
leíste los versos del último bloque del poema:
Por todo el litoral de Cataluña llueve
con verdadera
crueldad, con humo y nubes bajas,
ennegreciendo muros,
goteando fábricas, filtrándose
en los talleres mal iluminados.
Y el agua arrastra hacia la mar semillas
incipientes, mezcladas en el barro,
árboles, zapatos cojos, utensilios
abandonados y revuelto todo
con las primeras Letras protestadas.
ennegreciendo muros,
goteando fábricas, filtrándose
en los talleres mal iluminados.
Y el agua arrastra hacia la mar semillas
incipientes, mezcladas en el barro,
árboles, zapatos cojos, utensilios
abandonados y revuelto todo
con las primeras Letras protestadas.
Eran otros
tiempos, otras lamentaciones. Quiero que sepas que este octubre no llueve en el
litoral de Cataluña, al menos no lo ha hecho hasta el día 10 en que te escribo esto (sufrimos
una larga sequía, no solo política) no hay humos ni nubes bajas ennegreciendo
muros, no en el sentido de derrota anímica y miseria moral que tú veías en el
paisaje urbano de entonces, en la desdichada ciudad gris de entonces, sumida en
la humillación y el agravio, porque hoy vivimos en una democracia, en un Estado
de derecho, pero aun así, todo y haber recuperado al fin las libertades y la
autonomía, ya sabes que la cabra tira al monte, así que, si bien en este mes de
octubre de 2017
(…) no
adelantaron
las lluvias, y el Gobierno
sigue reunido en consejo de ministros,
no se sabe si estudia a estas horas
el subsidio de paro o el derecho al despido,
o si sencillamente, aislado en un océano,
se limita a esperar que la tormenta pase
y llegue el día, el día en que, por fin,
las cosas dejen de venir mal dadas (...).
sigue reunido en consejo de ministros,
no se sabe si estudia a estas horas
el subsidio de paro o el derecho al despido,
o si sencillamente, aislado en un océano,
se limita a esperar que la tormenta pase
y llegue el día, el día en que, por fin,
las cosas dejen de venir mal dadas (...).
El caso es que
las cosas, si bien estamos ya muy lejos de aquella dictadura, siguen viniendo
mal dadas. Ahora vivimos un
esperpéntico conflicto de identidades, de himnos y banderas y discursos papanatas que amenazan con amargarnos la existencia por
mucho tiempo. Déjame decirlo a mi manera, lejos de cualquier pretensión lírica,
para lo que tú sabes que no he sido dotado: estoy hasta el mismísimo gorro de
esa gentuza que nos gobierna, los de aquí y los de allá.
Déjame recordar
el arranque de tu “Apología y petición”, donde va esa terrible pregunta
transmutada en poesía que me sigue estremeciendo:
¿Y qué decir de nuestra madre España,
este país de todos los demonios
en donde el mal gobierno, la pobreza
no son, sin más, pobreza y mal gobierno
sino un estado místico del hombre,
la absolución final de nuestra historia?
este país de todos los demonios
en donde el mal gobierno, la pobreza
no son, sin más, pobreza y mal gobierno
sino un estado místico del hombre,
la absolución final de nuestra historia?
Siempre me costó aceptarlo. Pero más allá de todo
pesimismo, ahora confío
en que prevalecerá el Estado de derecho. La
Constitución que nos dimos en 1978 puede que sea mejorable, pero ahora es ya la
mejor de nuestra historia. Y estoy seguro de que tú piensas lo mismo. Mientras,
Cataluña (no tu Cataluña, sino la Cataluña tontarrona y chapucera que pretenden
imponer Puigdemont y Junqueras) sigue haciendo día tras día un ridículo
descomunal y sin precedentes ante el mundo que nos contempla asombrado.
En fin, Jaime, veamos, ¿qué tal otra copa? Ahí afuera,
de momento, solo hay acuerdo en el desacuerdo, pero seguro que vendrán tiempos
mejores.
NOCHE TRISTE DE OCTUBRE, 1959
A Juan Marsé
(Publicado en
“Moralidades” en 1966)
Definitivamente
parece confirmarse que este invierno
que viene, será duro.
Adelantaron
las lluvias, y el Gobierno,
reunido en consejo de ministros,
no se sabe si estudia a estas horas
el subsidio de paro
o el derecho al despido,
o si sencillamente, aislado en un océano,
se limita a esperar que la tormenta pase
y llegue el día, el día en que, por fin,
las cosas dejen de venir mal dadas.
parece confirmarse que este invierno
que viene, será duro.
Adelantaron
las lluvias, y el Gobierno,
reunido en consejo de ministros,
no se sabe si estudia a estas horas
el subsidio de paro
o el derecho al despido,
o si sencillamente, aislado en un océano,
se limita a esperar que la tormenta pase
y llegue el día, el día en que, por fin,
las cosas dejen de venir mal dadas.
En la noche de
octubre,
mientras leo entre líneas el periódico,
me he parado a escuchar el latido
del silencio en mi cuarto, las conversaciones
de los vecinos acostándose,
todos esos rumores
que recobran de pronto una vida
y un significado propio, misterioso.
mientras leo entre líneas el periódico,
me he parado a escuchar el latido
del silencio en mi cuarto, las conversaciones
de los vecinos acostándose,
todos esos rumores
que recobran de pronto una vida
y un significado propio, misterioso.
Y he pensado en los
miles de seres humanos,
hombres y mujeres que en este mismo instante,
con el primer escalofrío,
han vuelto a preguntarse por sus preocupaciones,
por su fatiga anticipada,
por su ansiedad para este invierno.
hombres y mujeres que en este mismo instante,
con el primer escalofrío,
han vuelto a preguntarse por sus preocupaciones,
por su fatiga anticipada,
por su ansiedad para este invierno.
Mientras que afuera
llueve.
Por todo el litoral de Cataluña llueve
con verdadera crueldad, con humo y nubes bajas,
ennegreciendo muros,
goteando fábricas, filtrándose
en los talleres mal iluminados.
Y el agua arrastra hacia la mar semillas
incipientes, mezcladas en el barro,
árboles, zapatos cojos, utensilios
abandonados y revuelto todo
con las primeras Letras protestadas.
Por todo el litoral de Cataluña llueve
con verdadera crueldad, con humo y nubes bajas,
ennegreciendo muros,
goteando fábricas, filtrándose
en los talleres mal iluminados.
Y el agua arrastra hacia la mar semillas
incipientes, mezcladas en el barro,
árboles, zapatos cojos, utensilios
abandonados y revuelto todo
con las primeras Letras protestadas.
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