miércoles, 2 de marzo de 2016

¿NOS VEMOS EN JUNIO?

                           (Publiqué el pasado 24 de febrero de 2016 en El Diario Montañés.                                                         Me ha parecido que hoy le podía traer este Blog)

Me siguen preguntando por el panorama político español y sigo contestando: lo que veo no me convence.
Rajoy, bloqueado por el paisaje valenciano y por los entramados madrileños o porque ha perdido toda esperanza en su futuro, se manifiesta más don Tancredo que nunca y, después de haber renunciado a buscar la investidura, repite que es el único capaz de ser Presidente en una coalición que ya le han dicho que es imposible y porque no se puede regenerar la vida política española desde la acumulación de corrupciones, trapicheos y pagos en negro.
Iglesias, el gran maestre en repartir consejos que nadie le pide, insiste en que los malvados socialistas no quieren acuerdos con él, porque son prepotentes y arrogantes. Afirma Iglesias que ahora lo que toca es negociar, pero aceptando su programa y sus propuestas y que los socialistas abandonen a Ciudadanos a su suerte. Iglesias, él y sólo él, portador de la verdad absoluta, representa a la gente y el resto a callar. Iglesias, gran gurú del presente y del futuro, no acepta que quien ha recibido el encargo por el Jefe del Estado para intentar formar gobierno es Pedro Sánchez y no él.
He tenido la paciencia de leer las 98 páginas del documento presentado por Podemos, “Un país para la gente: bases para un gobierno estable y con garantías”, y me he reafirmado en mi convicción de que la única aspiración de Iglesias es llegar (asaltar) al poder y, en el más puro estilo leninista, controlar ese poder desde dentro.
El documento plasma la estrategia de Podemos para culpar a los socialistas de romper la negociación. Su documento la hace imposible. Nada hay en ese documento de Iglesias que propicie un acuerdo con los socialistas y sobrepasa, con creces, lo acordado por el Comité Federal del PSOE.
El documento define toda la estructura del Gobierno y describe una Vicepresidencia, que ocuparía el propio Iglesias, con control del CIS (las encuestas), el CNI (los espías), el BOE, la RTVE (la información), las Comunicaciones, las Relaciones con las Cortes, la lucha contra la corrupción y el crimen organizado, la coordinación de las Comisiones Delegadas y algunas nuevas Secretarías de Estado…Iglesias sería algo así como el Primer Ministro con galones de comisario político, postergando al Presidente del Gobierno a Jefe de Negociado más o menos cualificado.
En el programa de Iglesias está prevista su intervención, incluso con derecho de veto, en el nombramiento de 79 altos cargos estratégicos, exigiendo, como cuestión previa a todos ellos, fidelidad sin fisuras.
En el documento se propone la creación de un Ministerio de Plurinacionalidad, que inventa una nueva o diferente España a la autonómica prevista en la Constitución y afirma que “es imprescindible la convocatoria de un referéndum con garantías en Cataluña” para decidir su futuro político, es decir, un referéndum de autodeterminación.
Iglesias y sus grupos de confluencia proponen auditar la deuda pública, sin concretar quién sería el auditor y sin conocer la opinión de los acreedores, e incumplir el objetivo de déficit previsto en el Programa de Estabilidad firmado por el gobierno de España. Plantean aplazar tres años la senda de reducción del déficit público pactado con Bruselas, una pretensión complicada cuando este año España debe refinanciar 400.000 millones de euros. La mitad de la deuda española está en manos de inversores extranjeros.
Proponen añadir una dotación presupuestaria adicional de gasto público para la legislatura, de 96.000 millones de euros (el 9,2% del PIB). Ese incremento del gasto público se financiaría con 12.000 millones por mayor recaudación del fraude fiscal; con 28.000 millones por más o nuevos impuestos; con 29.700 millones que se generarían por el mayor crecimiento económico y con 26.300 millones de un déficit adicional a negociar.
Insisten en poner en marcha una banca pública, para lo que habría que negociar el “memorándum de entendimiento” firmado por España con la Unión Europea, porque esa banca pública se armaría sobre la base de Bankia, que ha recibido fondos del rescate bancario.
En la acumulación de dislates y mala literatura del texto “Un país para la gente”, se describe un planteamiento en política exterior y de defensa, muy diferente al que España ha mantenido en los organismos internacionales y en sus relaciones multilaterales.
Aunque burda y cínica, su maniobra está clara: Podemos no quiere pactar. Quiere el poder y si no lo alcanza, llegar al 26 de junio para tratar de obtener mayor número de votos que el PSOE, señalando que los culpable de no haber alcanzado un “gobierno para la gente” han sido los socialistas.
A Iglesias le puede ocurrir entonces, como a Rajoy ahora, que si no alcanza la mayoría absoluta, nadie va a querer pactar con él.
Hoy ignoro si Pedro Sánchez ganará o perderá la investidura, pero sí sé que ha trabajado para gobernar España con un programa progresista y reformador.

Los socialistas en Portugal, los liberales en Dinamarca, los socialdemócratas en Suecia gobiernan en minoría con apoyos parlamentarios. Hay coaliciones de gobierno en Luxemburgo, en Italia, en Alemania, en Grecia, en Holanda, en Bélgica. En España, ¿nos vemos en junio?

No hay comentarios: