Durante algunos años pasé muchas veces por el aeropuerto
de Zaventen – Bruselas; paseé por sus calles; usé su metro.
Hoy siento el horror de los atentados criminales en
aquella ciudad de la que conservo muchos buenos recuerdos.
He vuelto a escuchar a Jacques Brel, su canción de
amor y tristeza: “Ne me quitte pas”.
1 comentario:
Mucha tristeza e impotencia.
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