Durante unos días de
vacaciones fuera de Santander, he leído “LA
VIDA Y LAS MUERTES DE ETHEL JURADO”, de
GREGORIO CASAMAYOR.
La historia de una chica que
desapareció. Algunos de sus compañeros de facultad la siguen viendo, otros,
como su hermano Enrique, ni siquiera pudieron despedirse de ella. ¿Por qué
huyó, por qué desapareció? En esta inquietante novela, que yo sí creo que tiene
elementos de novela negra, no hay detectives, ni asesinatos, ni denuncias a la
policía, pero sí hay una víctima. Cuatro voces: tres amigos y su hermano,
hablan en primera persona, en cuatro largos monólogos y construyen la narración
sobre lo que pasó con Ethel. Con los testimonios de los cuatro, con ciertos
recuerdos y datos y con los secretos y atmósferas asfixiantes que recrean,
sabemos por qué desapareció Ethel.
Conmueve la violencia
soterrada vivida en el hogar de Ethel, las vejaciones a las que se ve sometida
y el dolor de Margo, la madre de Ethel, al asumir su culpabilidad por
no haber sido capaz de detectar el sufrimiento de su hija, y que busca
redimirse vengándose con la fría determinación de un personaje de tragedia
clásica.
Entre los protagonistas de la
novela hay un chico introvertido, Gerard Pruma, que aporta recuerdos y datos y
el errático comportamiento de Ethel y sus ausencias de las aulas universitarias
motivadas por frecuentes crisis; otro chico extremadamente extrovertido, Marcos
Recaj, que asume que fue Ethel quien le escogió como compañero íntimo; una chica,
Laura Morillo, con problemas familiares y una confusa identidad sexual, la
verdadera confidente de Ethel, la única que puede saber la verdad sobre Ethel,
y a través de la cual el autor proporciona el desenlace de la novela y un
hermano, Enrique Jurado, atormentado por no haber sido capaz de ver lo que
pasaba en su casa, delante de sus narices y que intenta engañarse a sí mismo.
Una buena novela coral donde los compañeros de estudios de Ethel, su madre, su
hermano… presentan los abusos en el seno familiar y la sordidez y miserias que
compartieron quienes rodearon a la víctima y el silencio en el entorno de la
persona maltratada.
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