Leo “NADIE QUIERE
SABER”, novela de ALICIA GIMÉNEZ BARTLETT, protagonizada por la
inspectora Petra Delicado y el subinspector Fermín Garzón y basada en un hecho
real.
Alfonso Siguán, un
empresario textil barcelonés de 70 años, a quien le gustaban las prostitutas jóvenes de baja
calidad, y que como luego se descubrirá abusó sexualmente de sus tres hijas
cuando eran jóvenes, fue liquidado en
circunstancias sexuales escabrosas. Su cadáver se halló en su apartamento,
adonde había acudido en compañía de una joven prostituta. Las culpas recayeron
sobre el chulo de ésta que la usaba para drogar a sus clientes viejos y
ricos para robarles, pero fue encontrado muerto
a su vez en Marbella, tres días después. Las pesquisas se cerraron en falso. El
caso se reabre a instancias de la mujer del empresario porque siente que había
algo más en esa historia. Petra y Fermín tienen
que investigar un asesinato cometido cinco años antes, que había quedado
archivado sin resolver y se enfrentan al
silencio temeroso de la única testigo, la prostituta, y al rompecabezas de la
vida profesional y familiar del empresario. La investigación se traslada a Roma
(homenaje de la autora a sus lectores italianos), donde se destaparán algunos
lazos entre la familia del empresario muerto y la Camorra italiana y allí Petra vivirá situaciones de riesgo que son nuevas
para ella. Maurizio Abate y Gabriella Bertano serán los inspectores
italianos que ayudarán a Petra y a Fermín.
Petra se sigue
manifestando como una mujer fuerte, pragmática, competente profesionalmente en un ámbito dominado por los
hombres y viviendo las tensiones y complejidades de su nueva familia (se ha
divorciado dos veces y se ha casado tres. El tercer marido "aporta"
cuatro hijos a una Petra que no ha tenido ninguno). A su lado, como pareja
profesional, Fermín Garzón (viudo y casado de nuevo con Beatriz una mujer rica
y elegante que lo adora e intenta refinarlo). Es el policía de toda la vida, el
hombre de la calle, el perfecto contrapunto para Petra y ambos se complementan
muy bien y trabajan en equipo, aunque no quieran admitirlo. Como en una buena
novela negra, que lo es, la verdad oculta va aflorando por la sagacidad de la
inspectora y la constancia del subinspector. Se llegará a destapar una red de
empresas que actúan de tapadera para blanquear el dinero de la mafia.
De la misma autora he
leído anteriormente: “Ritos de muerte”; “Día de perros”; “Mensajeros de la oscuridad”; “Muertos
de papel”; “Serpientes en el paraíso”; “Un barco cargado de
arroz”; “Nido vacío” y “El silencio de los claustros”.
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