Recuerdo hoy a MARTHA FRAYDE (1920-2013) que falleció en Madrid el pasado 4 de diciembre. En la década de los cincuenta se integró en la lucha contra Batista en Cuba y cuando triunfó la Revolución en 1959, Castro, con quien tenía una fuerte relación de amistad, la nombró Directora del Hospital Nacional y de la Escuela de Enfermería en La Habana. Ella era ginecóloga y se había formado en Canadá. Fue embajadora de Cuba en la UNESCO entre agosto de 1962 y 1965 cuando renuncia su cargo al ver la deriva marxista-leninista del gobierno cubano. Su postura crítica es castigada por el régimen de Fidel Castro. Intentó huir de Cuba pero fue detenida en 1976 y condena a 26 años de cárcel en un juicio típicamente castrista. La presión internacional hizo posible que pudiera exiliarse en España en 1979, donde se dedicó a la medicina y al Comité Pro Derechos Humanos en Cuba que ella había fundado en La Habana en 1976 junto con Gustavo Arcos y otros disidentes cubanos.
En 1988 compré en Francia su autobiografía “Ecoute, Fidel”, que ahora he vuelto a revisar. En el epílogo de su libro se lee: “El testimonio es mi única arma. Lucho por los derechos humanos en el mundo y ayudo a los refugiados cubanos. No he perdido la esperanza de que un día renazcan en mi país la libertad y la democracia”
lunes, 28 de abril de 2014
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