Un hombre aparece muerto en un almacén con unos diamantes en su bolsillo. A primera vista resalta la amputación del dedo meñique y no aparece claro el móvil del asesinato, pues en principio no parece que se trate de un robo. No lleva documentación, pero si el ticket de un parking cercano donde aparece aparcado un coche donde la policía descubre que en el interior del maletero hay un lanzamisiles. La inspectora holandesa Cristina Molen, de la brigada de homicidios de Ámsterdam, debe resolver un nuevo caso de asesinato.
En apariencia los principales sospechosos están claros. No va a ser la única víctima de esta historia en donde las pistas sugieren que pueden existir conexiones con el radicalismo islámico. Individuos que a primera vista parecen no tener relación alguna entre sí irán tejiendo la trama de esta novela, que se desarrolla en torno a dos ciudades opuestas la una de la otra: Ámsterdam y El Cairo. Cristina Milen se verá inmersa en una espiral de acontecimientos sorprendentes que la llevarán a El Cairo.
La inspectora Molen está llegando a esa edad en la que el reloj biológico se ralentiza, y además de resolver el enigma de varios asesinatos, se cuestiona su propia maternidad en medio de redes de tráfico de órganos, agentes secretos sin escrúpulos, y su propio entorno sentimental a cargo de su pareja Gerrit Bleeker, forense que trabaja en La Haya, y su amiga Lisa, compañera de trabajo y gran investigadora a la que por su cierta incapacidad física en un brazo no le proporcionan el puesto de trabajo adecuado y que últimamente parece acusar comportamientos nada habituales en ella.
“Jacinto Rey nos ofrece una novela intensa en la que su protagonista se verá atrapada en un mundo fascinante y seductor lleno de peligros y engaños, en el que deberá enfrentarse a sus dudas, a sus fantasmas del pasado y a lo que realmente desea.”
Del mismo autor y con la misma protagonista había leído anteriormente “El último cliente”, que ya comenté en su día en este blog.
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