Novela

He leído “Las Flores de Baudelaire”, de Gonzalo Garrido
El protagonista de la novela es Alfredo Maldonado, un fotógrafo profesional que dirige su propia tienda, donde compagina su oficio con la venta de cámaras y otros accesorios ópticos en el Bilbao industrial de 1917. Se ve inmerso en una investigación sobre el brutal asesinato mientras dormía de Anabel Krüger, la hija menor de una de las familias más ricas de la ciudad. Se trata de crimen atroz y sin sentido. La niña padecía una deficiencia psíquica y nadie se explica los motivos de ese crimen.
El resultado de sus investigaciones llevará a Maldonado, que también trabaja como reportero gráfico para El Noticiero y colabora con la policía como fotógrafo auxiliar, a descubrir una trama de complejos intereses familiares y financieros cuyo denominador común será el mal y la traición.
El autor sabe combinar muy bien la ficción histórica y la novela negra.
Como telón de fondo aparece la rentabilidad y beneficios que supuso la neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial para una burguesía industrial emergente vinculada a la industria, a la banca y al transporte naval. España se había declarado neutral el 28 de julio de 1914, unos pocos días de iniciarse el conflicto. La neutralidad española favoreció a determinados industriales que pudieron vender sus productos a todos los contendientes de la Primera Guerra.
Con Maldonado trabajan dos personajes peculiares, Mario y Joan Carrillo, que le ayudan en sus pesquisas.
También conoceremos las diferencias que se iban incrementando entre los propietarios y el proletariado, en desacuerdo con sus condiciones de trabajo y sus bajos salarios.
Hay aspectos que coinciden con la época actual. La especulación y la corrupción incrementan las diferencias entre las clases sociales. Junto a esas realidades, veremos como crecen las intrigas, las ambiciones personales, el mal como motor de la acción humana, el dinero fácil, la falta de escrúpulos.

El pasado 5 de julio, en un acto programado por la Feria del Libro Independiente en Santander, fui invitado a mantener un diálogo con este autor y con el novelista Ignacio del Valle.