Centenario del poeta catalán Salvador Espriu i Castelló (1913-1985)
Estudió Derecho, licenciándose en 1935. Muchos de sus proyectos se truncaron con la guerra civil.
“Al iniciarse la guerra civil, yo me sentía republicano y partidario del concepto de una España federal. Por tanto, no deseaba entonces, ni deseo ahora, el enfrentamiento sino la concordia. Sufrí mucho, espiritualmente, porque sufrí por ambos bandos”.
En 1966 los estudiantes celebraron una reunión en el convento de los capuchinos de Sarrià, en Barcelona. Asistieron diversos intelectuales, entre ellos Espriu, que fue detenido y multado.
En la producción literaria de Espriu destacan tres obras: El cementiri de Sinera, Primera història d'Esther y La pell de brau. Su poesía de posguerra destaca por lo hermético y simbólico. Intenta plasmar un estado de ánimo dominado por la tristeza del mundo que le rodeaba, por el recuerdo de la muerte y de la devastación ocasionados por la guerra.
Fue candidato al Premio Nobel de Literatura en 1971 y en 1983.
Premio de Honor de las Letras Catalanas en 1972, en 1980 recibió la Medalla de Oro de la Generalidad de Cataluña y en 1982 se le concedió la Medalla de Oro de la Ciudad de Barcelona
ASSAIG DE CÀNTIC EN EL TEMPLE
Oh, que cansat estic de la meva
covarda, vella, tan salvatge terra,
i com m'agradaria d'allunyar-me'n,
nord enllà,
on diuen que la gent és neta
i noble, culta, rica, lliure,
desvetllada i feliç!
Aleshores, a la congregació, els germans dirien
desaprovant: "Com l'ocell que deixa el niu,
així l'home que se'n va del seu indret",
mentre jo, ja ben lluny, em riuria
de la llei i de l'antiga saviesa
d'aquest meu àrid poble.
Però no he de seguir mai el meu somni
i em quedaré aquí fins a la mort.
Car sóc també molt covard i salvatge
i estimo a més amb un
desesperat dolor
aquesta meva pobra,
bruta, trista, dissortada pàtria.
Ensayo de cántico en el templo
¡Oh, qué cansado estoy
de mi cobarde, vieja, tan salvaje tierra,
y cómo me gustaría alejarme,
hacia el norte,
en donde dicen que la gente es limpia
y noble, culta, rica, libre,
despierta y feliz!
Entonces, en la congregación, los hermanos dirían,
desaprobando: «Como el pájaro que deja el nido,
así el hombre que abandona su lugar»,
mientras yo, bien lejos, me reiría
de la ley y de la antigua sabiduría
de mi árido pueblo.
Pero no he de realizar nunca mi sueño
y aquí me quedaré hasta la muerte.
Pues soy también muy cobarde y salvaje
y amo, además,
con desesperado dolor,
a esta mi pobre,
sucia, triste, desdichada patria.
Versión de José Corredor-Matheos
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