Leo la novela “El Experimento Barcelona” de los periodistas Jordi Boardas y Eduardo Martín de Pozuelo, que cuenta cómo tras el incendio del Liceo en 1994 se escondían intereses políticos y económicos que emanaban de la mafia italiana, que utilizaron el edificio catalán como “experimento” de lo ocurrido en La Fenice veneciana dos años después. Se trataba de constatar cuáles eran las reacciones de los grupos políticos y qué empresas se beneficiarían de aquella tragedia. Ambos incendios ocurrieron el último lunes de un mes de enero. A los dos meses del incendio veneciano el partido de Silvio Berlusconi, Forza Italia, obtiene la mayoría absoluta para poder gobernar. En el caso español, se unen todos los partidos y en tan solo 24 horas, ayuntamiento barcelonés, Generalitat catalana y gobierno central se ponen de acuerdo en la reconstrucción del Liceo, con lo que una institución privada pasa a manos de los políticos y lo que durante muchos años no se pudo realizar, como fue la expropiación de las fincas colindantes al teatro, se llevó a efecto en menos de cuatro meses. El presupuesto de reconstrucción del Liceo en un principio era de 9.000 millones de pesetas y acabó costando 17.000. Pasado el tiempo, la justicia no ha esclarecido los hechos y hoy no se sabe con certeza cómo se produjo el comienzo de estos dos incendios que destruyeron el Liceo y La Fenice. Como han dicho los autores, “no hubo voluntad de aclarar las causas, no la hay ahora y difícilmente lo habrá en el futuro”.
El día 31 de enero de 1994, pocas horas antes de que el incendio destruya el Liceo de Barcelona, Mónica Ruiz, inspectora del Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía, especializada en violencia contra la mujer, tiene que investigar la brutal agresión a una joven cubana encontrada en un solar en obras de Badalona. Mónica, que se encuentra en un momento delicado de su vida, poco a poco va encajando las piezas de un caso que trasciende el racismo o la violencia doméstica y que se relacionará de forma sorprendente con el incendio del Liceo. Pero la sucesión de hechos y varios crímenes, impedirán que la inspectora pueda esclarecer la verdad de lo sucedido. Al personaje de Mónica se le unirán Laura León de la policía científica y el también policía Miguel Ramírez.
Es una novela basada en hechos reales. Una novela negra con grandes dosis de violencia, de sexo y asesinatos. Una novela protagonizada por una inspectora de policía que intenta desentrañar una madeja demasiado complicada, donde sus otros protagonistas son perdedores y con un final abierto (y triste) que pudiera tener continuidad.
2 comentarios:
Por lo que cuentas parece una novela interesante, escrita por dos periodistas, es decir a la vez periodismo de investigación y novela negra. Pero una pregunta : ¿¿Es todo real o hay algún tinte de ficción ??
La novela, Adela, parte de hechos reales y hay conclusiones ciertas producto producto de una labor de investigación, pero hay ficción porque es una novela, no es un ensayo ni una crónica. La novela se lee bien.
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