He leído “Bacardí y la larga lucha por Cuba” de Tom Gjalten. Un libro con mucho interés, bien planteado, que recorre la historia de Cuba de los últimos 150 años a través de la saga familiar y empresarial de los Bacardí.
La historia del famoso ron inició su andadura en 1862, cuando un trabajador cubano, Facundo Bacardí Masso (1815-1886), adquirió una pequeña destilería y convirtió esa bebida en la favorita de la isla caribeña. La Compañía de Ron Bacardí participó en todos los aspectos de la vida social, económica y política de Cuba. Cuando la sociedad se quiso rebelar contra sus gobernantes en Cuba, el clan Bacardí también fue una de las caras visibles. Se opusieron a Batista y apoyaron el ascenso de Fidel, al que luego se opondrían encarnizadamente desde el exilio. A lo largo de más de un siglo, la política de Bacardí ha ayudado a definir el sentimiento nacional cubano participando incluso desde el exilio.
Patriotas y amigos de la fiesta, emprendedores e intelectuales, los Bacardí fueron un ejemplo de negocio y liderazgo cívico en Cuba y ayudaron a definir qué significaba ser cubano. Marcharon al exilio cuando Castro expropió su empresa en 1960. Para entonces los responsables de la empresa habían maniobrado con habilidad para situar los registros de la marca fuera de Cuba y restablecieron la producción de ron en México y Puerto Rico. Los Bacardí estuvieron a la cabeza de la oposición a Fulgencio Batista y apoyaron inicialmente a Fidel Castro. Cuando el comandante viajó a Washington poco después de tomar el poder al único empresario que llevó en su comitiva fue a José “Pepín” Bosch, yerno del fundador, presidente de la destilería entonces y ex ministro de Finanzas cubano durante la presidencia de Carlos Prío. En su día llegó a ser el hombre de negocios favorito de Fidel Castro y luego pasó a ser uno de sus enemigos más feroces. Bosch fue uno de los cinco miembros fundadores de la Representación Cubana en el Exilio (Rece), entre los que también estaba Jorge Mas Canosa, quien más tarde sería el líder del movimiento anticastrista en Estados Unidos.
Es un libro lleno de información y detalles. No es un panfleto. Es buena literatura. Se lee como una buena e instructiva novela.
El texto recorre la historia de la revolución cubana, con algunos detalles poco conocidos, el porqué del murciélago como el emblema de la firma, las batallas jurídicas por mantener la marca Bacardí en el mundo, la creación del daiquirí y otras bebidas de sobra conocidas, el lado oscuro de la marca Havana Club y una infinidad de anécdotas que ilustran la historia de uno de los licores más emblemáticos del mundo.
Bacardí compró en 1992 por 2.100 millones de dólares Martini Rossi, compañía fundada en 1863 y posteriormente compró también la marca de Whisky Dewar´s y la de ginebra Bombay Sapphire.
2 comentarios:
¿¿ Y por qué el muerciélago ??
Nadie pensó que ese símbolo iba a taner la dimensión que adquirió después con la importancia del apellido y de la marca. Donde se instaló la primera destilería había murciélagos, eso es todo.
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