CUBA, DE NUEVO
Los gobiernos de los países de la Unión Europea han decidido levantar las sanciones que en el año 2003 impusieron a Cuba como respuesta a la represión contra la disidencia interior de la Isla. Es, sin duda, una noticia importante que se ha destacado en los medios de comunicación y que ha originado no pocas respuestas y opiniones.
El objetivo de la Unión Europea en sus tormentosas relaciones con Cuba siempre ha estado claro: favorecer un proceso de transición hacia una democracia plural, defender el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales individuales y públicas y facilitar una recuperación y mejora del nivel de vida del pueblo cubano.
El mismo Fidel Castro atacó a la Unión Europea cuando se conoció la decisión, pero ese ataque no lo hizo público a través de los cauces que habitualmente utiliza, porque esa no era la posición oficial del Gobierno de Raúl Castro, que esos momentos manifestó que prefería esperar a conocer los detalles de la resolución adoptada por Europa. Quizá, porque como dijo con sarcasmo la disidente Marta Beatriz Roque, "aquí no se sabe quien manda".
¿Están cambiado las circunstancias en Cuba para intuir que esta decisión es la más correcta y conveniente en estos momentos? ¿Esta medida de levantar las sanciones será eficaz para iniciar una nueva etapa de diálogo político con las autoridades del gobierno cubano? ¿Cómo interpretar que conocida la postura de la Unión Europea el gobierno de Cuba detuviera a siete opositores al régimen?
En estos temas de política exterior común de la Unión Europea, como casi todo en diplomacia, son muy importantes los detalles. La decisión de revisar las sanciones tiene una importante limitación en el tiempo, porque el texto de la Unión Europea incluye la reserva de que en junio de 2009, se someterán a examen las relaciones de la Unión Europa con Cuba y este diálogo político abierto de nuevo con el régimen cubano, continuará únicamente si se dan determinados elementos como son: la liberación de los presos políticos, el acceso de organizaciones humanitarias a las cárceles cubanas o la ratificación de convenios sobre derechos humanos ya firmados por Cuba.
No se trata por tanto de una apertura de nuevas relaciones políticas sin condiciones, sino de tender una mano que exige una respuesta. Lo que hay que valorar y enjuiciar, es lo que se busca con el levantamiento de las sanciones. Hay que interpretar que no se trata de concesiones gratuitas, sino de ofertas de diálogo que exige garantías en las respuestas. El cambio de postura de la Unión Europea no puede hacer olvidar que en el interior de Cuba existe una oposición que necesita sentirse escuchada y apoyada.
Estados Unidos ya ha manifestado que no está acuerdo con esa decisión de levantar las sanciones, pero se ha sentido obligado a matizar su respuesta, porque en estos momentos no quiere dejar toda la iniciativa a Europa. No está de acuerdo en el hecho de levantar sanciones, pero sí coincide con la Unión Europea en los objetivos que se buscan con esta nueva posición ante Cuba. La administración de Estados Unidos no ha coincidido tradicionalmente con la Unión Europea en sus percepciones sobre Cuba y tampoco en las posibles acciones ante la dictadura cubana. La Unión Europea no ha mantenido siempre una posición monolítica. En determinados momentos ha ofertado diálogo o fórmulas de colaboración y en otros ha denunciado al Gobierno cubano y ha impuestos sanciones. La posición de Estados Unidos ha sido bastante más monolítica, manteniendo de forma activa el embargo contra aquel país.
Pero en estos momentos, en vísperas de un cambio en la Casa Blanca, las diferencias con Europa aparecen respecto a los tiempos en los que deben tomarse determinadas decisiones. Tanto Estados Unidos como Europa son conscientes de que las cosas tendrán necesariamente que evolucionar en Cuba, y no solo en los aspectos económicos, sino también en los políticos. Lo útil es coincidir en que hay que actuar ante esos posibles cambios en Cuba, aunque será más difícil acertar en las decisiones concretas y en los tiempos.
El futuro de Cuba, un futuro que debiera estar cercano, les pertenece a los cubanos, a todos los cubanos: a los de dentro y a los del exilio, a los duros y a los dialogueros, a los disidentes y a los fieles al régimen. Son los cubanos los que decidirán en libertad su modelo de sociedad y son ellos los que defenderán su soberanía.
Y ante ese futuro, la comunidad internacional, y fundamentalmente Estados Unidos y Europa, debieran compartir la estrategia y los métodos para facilitar ese futuro de libertad y democracia en Cuba.
Deberá ser un futuro de reconciliación, que haga posible que Cuba se inserte política y económicamente en la comunidad internacional y particularmente en la latinoamericana.
Los gobiernos de los países de la Unión Europea han decidido levantar las sanciones que en el año 2003 impusieron a Cuba como respuesta a la represión contra la disidencia interior de la Isla. Es, sin duda, una noticia importante que se ha destacado en los medios de comunicación y que ha originado no pocas respuestas y opiniones.
El objetivo de la Unión Europea en sus tormentosas relaciones con Cuba siempre ha estado claro: favorecer un proceso de transición hacia una democracia plural, defender el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales individuales y públicas y facilitar una recuperación y mejora del nivel de vida del pueblo cubano.
El mismo Fidel Castro atacó a la Unión Europea cuando se conoció la decisión, pero ese ataque no lo hizo público a través de los cauces que habitualmente utiliza, porque esa no era la posición oficial del Gobierno de Raúl Castro, que esos momentos manifestó que prefería esperar a conocer los detalles de la resolución adoptada por Europa. Quizá, porque como dijo con sarcasmo la disidente Marta Beatriz Roque, "aquí no se sabe quien manda".
¿Están cambiado las circunstancias en Cuba para intuir que esta decisión es la más correcta y conveniente en estos momentos? ¿Esta medida de levantar las sanciones será eficaz para iniciar una nueva etapa de diálogo político con las autoridades del gobierno cubano? ¿Cómo interpretar que conocida la postura de la Unión Europea el gobierno de Cuba detuviera a siete opositores al régimen?
En estos temas de política exterior común de la Unión Europea, como casi todo en diplomacia, son muy importantes los detalles. La decisión de revisar las sanciones tiene una importante limitación en el tiempo, porque el texto de la Unión Europea incluye la reserva de que en junio de 2009, se someterán a examen las relaciones de la Unión Europa con Cuba y este diálogo político abierto de nuevo con el régimen cubano, continuará únicamente si se dan determinados elementos como son: la liberación de los presos políticos, el acceso de organizaciones humanitarias a las cárceles cubanas o la ratificación de convenios sobre derechos humanos ya firmados por Cuba.
No se trata por tanto de una apertura de nuevas relaciones políticas sin condiciones, sino de tender una mano que exige una respuesta. Lo que hay que valorar y enjuiciar, es lo que se busca con el levantamiento de las sanciones. Hay que interpretar que no se trata de concesiones gratuitas, sino de ofertas de diálogo que exige garantías en las respuestas. El cambio de postura de la Unión Europea no puede hacer olvidar que en el interior de Cuba existe una oposición que necesita sentirse escuchada y apoyada.
Estados Unidos ya ha manifestado que no está acuerdo con esa decisión de levantar las sanciones, pero se ha sentido obligado a matizar su respuesta, porque en estos momentos no quiere dejar toda la iniciativa a Europa. No está de acuerdo en el hecho de levantar sanciones, pero sí coincide con la Unión Europea en los objetivos que se buscan con esta nueva posición ante Cuba. La administración de Estados Unidos no ha coincidido tradicionalmente con la Unión Europea en sus percepciones sobre Cuba y tampoco en las posibles acciones ante la dictadura cubana. La Unión Europea no ha mantenido siempre una posición monolítica. En determinados momentos ha ofertado diálogo o fórmulas de colaboración y en otros ha denunciado al Gobierno cubano y ha impuestos sanciones. La posición de Estados Unidos ha sido bastante más monolítica, manteniendo de forma activa el embargo contra aquel país.
Pero en estos momentos, en vísperas de un cambio en la Casa Blanca, las diferencias con Europa aparecen respecto a los tiempos en los que deben tomarse determinadas decisiones. Tanto Estados Unidos como Europa son conscientes de que las cosas tendrán necesariamente que evolucionar en Cuba, y no solo en los aspectos económicos, sino también en los políticos. Lo útil es coincidir en que hay que actuar ante esos posibles cambios en Cuba, aunque será más difícil acertar en las decisiones concretas y en los tiempos.
El futuro de Cuba, un futuro que debiera estar cercano, les pertenece a los cubanos, a todos los cubanos: a los de dentro y a los del exilio, a los duros y a los dialogueros, a los disidentes y a los fieles al régimen. Son los cubanos los que decidirán en libertad su modelo de sociedad y son ellos los que defenderán su soberanía.
Y ante ese futuro, la comunidad internacional, y fundamentalmente Estados Unidos y Europa, debieran compartir la estrategia y los métodos para facilitar ese futuro de libertad y democracia en Cuba.
Deberá ser un futuro de reconciliación, que haga posible que Cuba se inserte política y económicamente en la comunidad internacional y particularmente en la latinoamericana.
2 comentarios:
Esperemos que asi sea y que todas las cosas cambien en Cuba.Europa ya ha dado el primer paso, esperemos que Estados Unidos ,con el cambio ,también lo haga. Pero será muy a largo plazo.
no viene al cuento sobre el post, pero a ti que te gustan tanto los centenarios, el otro día leí que Rusia celebró por todo lo alto el centenario de la muerte del gran compositor ruso NIKOLAI RIMSKY KORSAKOV, gran compositor de ese país y fallecido el 21.06.1908.
Publicar un comentario