Leo "La Comunera de Castilla" de María Teresa Álvarez. Una biografía novelada de María Pacheco, la esposa de Juan Padilla y aunque el libro no es una genialidad, es una ocasión para recordar lo que fue el movimiento de Los Comuneros, un levantamiento contra la política del emperdador Carlos V que buscaba participar en el gobierno para defender los intereses de Castilla. Con las contradicciones de un movimiento poco organizado y con intereses económicos no coincidentes en su seno, Los Comuneros querían participar en el poder político y deseaban una libertad compatible con la lealtad al Rey.
El 5 de agosto de 1520 se constituyó en Ávila la Junta General de las Comunidades, en las que se integraron las ciudades de Segovia, Toro, Salamanca y Toledo, que no reconocía la autoridad del Cardenal Adriano de Utrecht - que en 1522 sería elegido Papa - que gobernaba el país en ausencia del Rey Carlos, ni la autoridad del Consejo Real, ni el poder judicial representado por la Chancillería de Valladolid. Juan Padilla, hombre muy popular, fue nombrado capitán del ejército comunero.
Por la reacción del ejército real ante la rebelión popular, pronto se unieron a La Comunidad Burgos, Soria, Ávila, León, Zamora, Cuenca, Guadalajara, Valladolid, Murcia y Madrid. Los Comuneros ofrecieron a Doña Juana, madre del emperador, recluida en Tordesillas la posilidad reinar. Doña Juana nunca firmó un documento dando conformidad a lo que le proponía La Comunidad y que hubiera supuesto que su hijo dejara de ser Rey de Castilla.
La Junta de la Comunidad debía de asumir el gobierno de Castilla, algo que apoyaba la población, pero la nobleza integrada en La Comunidad pronto supuso un problema porque antepusieron resolver sus problemas con el monarca a cualquier otra acción. Pronto aparecieron las reivindicaciones de los campesinos que quería sacudirse de algunas de las viejas estructuras feudales. La nobleza sintío que veía amenazadas sus propiedades. Los influyentes nobles Comuneros destituyeron a Juan Padilla del cargo de capitán del ejército comunero, lo que supuso otro golpe a la cohesión interna de la rebelión.
El 23 de abril de 1521 tuvo lugar la batalla de Villalar donde las tropas comuneras, que habían salido de Torrelobatón hacia Toro, fueron atacadas por las fuerzas imperiales. Juan Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado fueron decapitados en Villalar el 26 de abril. Padilla no había cumplido los 30 años.
María Pacheco, desde Toledo fue la depositaria del legado de su esposo Juan Padilla y desde El Alcazar se hizo cargo del gobierno de la ciudad y resistió hasta el 4 de febrero de 1522 que huyó a Portugal, donde falleció en 1531.