Notas después de leer la novela “GALERNA”, de PERU CÁMARA. Es una novela que comienza un viernes 23 de agosto, una noche de galerna en San Sebastián y termina al día siguiente por la mañana.
Amaia Mendoza
corre a lo largo de la playa de Ondarreta hacia El Peine del Viento. Nerviosa,
el deporte es su modo de rebajar la tensión diaria. Nubes oscuras, viento
fuerte y mar embravecido anuncian galerna. Un golpe de mar la empapa, pero de
sangre. El cadáver de un hombre yace en el agua entre las rocas.
Hay prisas para
terminar cuanto antes los informes preliminares y proceder al levantamiento del
cadáver. Parece un fatal accidente, ahogamiento por la caída al mar quizás
debido a un golpe de viento. La Ertzaintza lo tiene claro: la muerte ha sido
accidental. Pero el forense descubre algo que no debería estar donde está: un
minúsculo detalle levanta las sospechas.
Los personajes de
la novela son: el joven forense del Instituto Anatómico, Aitor
Intxaurraga, la bióloga, también joven, Eva San Pedro y el agente, en la
cincuentena, Jaime Otamendi. La
juventud e inexperiencia del forense y la bióloga son contrarrestadas por su
deseo de hacer las cosas sin salirse de los cauces legales, y por la veteranía
del agente Otamendi. Estamos ante una tormentosa noche de investigación y
persecución sin tregua.
A medida
que la madrugada, la lluvia y el viento, los va cercando, aparecerán más casos
sospechosos relacionados con una investigación millonaria de la universidad
sobre las especies marinas más peligrosas y su uso en la gastronomía.
Lo de respetar las
normas se convierte en una broma, porque por circunstancias inesperadas y
sobrevenidas se ven obligados a infringirlas todas. El hecho de ser perseguidos
por unos y por otros, policía incluida, crea un fuerte vínculo entre ellos.
Mientras, en medio de una galerna para olvidar, intentan encontrar al autor del
crimen en medio de situaciones límites.
De la mano del autor
recorremos la ciudad de San Sebastián: la Torre
de Atotxa, el Peine del
Viento, la playa de la Concha, el Aquarium o el Palacio de Miramar, en
una atmósfera presidida por una galerna, en busca de un asesino implacable.
El autor, ante esas
situaciones límites y, en ocasiones poco convincentes, trata de finalizar la
historia con autoridad y encajando las piezas de la trama.