Leí “Neruda y el barco de la esperanza” de Diego Carcedo, la historia de cómo cerca
de 2.500 exiliados españoles, gracias a la iniciativa y gestiones de Pablo
Neruda, pudieron refugiarse en Chile y evitar los campos de concentración. Es
la historia del Winnipeg, un carguero francés, que fletó Neruda
para llevar a aquellos exiliados españoles hasta Chile.
En El Mercurio en Chile se publicó una noticia que decía: "El vapor francés Winnipeg zarpará el 8
de agosto con destino a Valparaíso, llevando a su bordo 1.260 hombres y 540
mujeres, todos refugiados españoles que han sido sacados de campos de
concentración en Francia"
En la prensa chilena se había criticado al Gobierno de
entonces, del Frente Popular, por lo que se consideraba una locura eso de
ofrecer hospitalidad a personas de una ideología contraria al orden social. Se
decía que al ser una iniciativa de Neruda, los que embarcaran serían todos
comunistas.
El
barco encargado por Neruda era un carguero y no estaba concebido para
transportar personas y, aunque se había acondicionado, no tendría las
comodidades ni la funcionalidad de un vapor de pasajeros. El oficial del barco estaba
orgulloso del trabajo de acondicionamiento. Se había hecho trabajando de día y
de noche en varios turnos, y el resultado no podía ser más satisfactorio. El
servicio a bordo que había sido más reforzado era el sanitario. Se calculaba
que alrededor de trescientos pasajeros serían niños que llegarían de los campos
de refugiados en condiciones precarias.
El
personal sanitario del buque compartía un claro compromiso social y habían
asumido el encargo como militantes del PCF en una actitud de solidaridad con la
causa de los exiliados españoles. En esta operación, Neruda contó con el apoyo
del Partido Comunista Francés gracias a su amistad con Rafael Alberti y María
Teresa León.
Neruda
contó con el apoyo del Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles (SERE),
creado por Negrín y que fue acusado de dar preferencia a los comunistas y
prescindió de la Junta de Auxilio a la República Española (JARE), un organismo
creado por el Gobierno republicado en el exilio a propuesta de Indalecio
Prieto.
Neruda
intento que la expedición abarcase el mayor número posible de profesiones. En
Chile se habían recaudado fondos para garantizar a los exiliados la estancia en
el país durante seis meses. Un grupo de cuáqueros norteamericanos financió los
pasajes
Por
imposición de la SERE se constituyó un comité de cinco representantes de los
partidos y sindicatos leales a la República, para impedir que embarcasen
elementos ajenos al exilio y a equilibrar la composición del pasaje. Este
comité se opuso a que embarcaran miembros de la CNT.
Todos
los admitidos para embarcar fueron sometidos a un reconocimiento médico para
descartar enfermedades contagiosas y debían disponer del oportuno visado para
acceder al barco.
El
autor, el periodista Diego Carcedo, sirviéndose de fuentes y testimonios
originales, reconstruye esta historia protagonizada por el poeta Pablo Neruda y
un grupo de exiliados españoles que en el Winnipeg llegaron a Chile,
donde encontraron una nueva patria de acogida, un trabajo y un nuevo futuro en
libertad.