El pasado 21 de febrero falleció LUCA RONCONI,
un hombre clave en el desarrollo del teatro en Europa en las últimas décadas.
Había nacido en 1933: tenía 81 años. Un innovador que dirigió óperas en la
Scala de Milán, en Salzburgo, en Pesaro. En 1969 realizó un montaje del Orlando
Furioso de Ariosto que le terminó de consagrar como uno de los grandes genios
el teatro contemporáneo. Estuvo varias veces en España con alguna de sus
montajes. Yo tuve la fortuna de ver su Orlando Furioso en el Palacio de los
Deportes en Madrid en 1970. Un espectáculo inolvidable.
sábado, 28 de febrero de 2015
martes, 24 de febrero de 2015
He leído LA SOMBRA DEL
MINOTAURO de ANTONIO LOZANO, el mismo autor de la novela “Preludio
para una muerte”, que ya comenté en este blog.
En su despacho, en las
Palmas de Gran Canaria, el detective privado José García Gago recibe la visita
de María Elena y José Miguel Bravo, hijos de un acaudalado empresario de la
industria cárnica de edad avanzada que mantiene relaciones sentimentales con
una joven dominicana. Los hijos están preocupados porque la herencia de su
padre pueda caer en manos de su nueva amante. El
asesinato de ésta convertirá lo que parecía una investigación anodina en una
intrincada y entretenida historia. Aquel asesinato se complicará aún más
cuando aparezca el cadáver de uno de los más significativos miembros de una
sociedad canaria rancia e hipócrita.
Todo ello obligará al
detective a asociarse al inspector de policía Manuel Márquez, y que conducirá a
ambos a los laberintos de la actividad mafiosa de la isla y a la doble moral de
una determinada burguesía local.
El inspector Márquez, deprimido y con
un triste pasado familiar, después de una noche de borrachera, borrada de
su memoria, tendrá que investigar la violación y asesinato de una prostituta.
En todo momento, se encontrará con la sospecha de que en aquella noche pudo
encontrarse con el asesino.
A García Gago su carrera de detective le
ha reportado pocas satisfacciones, y ahora se encuentra ante una oportunidad
que no quiere desaprovechar.
Aparece en la novela un lugar que merece
una mención: el restaurante Valbanera, un garito en el que su dueño, el
cocinero Cándido, ofrece un día a la semana una de las recetas compiladas por
Montse Clavé en su “Manual práctico de cocina negra y criminal”, un menú
negro-criminal basado en conocidas novelas policíacas.
Como en toda buena novela
del género hay persecuciones, seguimientos, engaños y violencia; personajes
ambiguos y contradictorios; las nuevas (y viejas) formas de explotación sexual
y el uso de la carne humana e inmigrante como objeto y mercancía. Una novela
muy entretenida y recomendable a quienes les guste este género de novelas
sábado, 21 de febrero de 2015
Francisco Sancha (Málaga, 1874-Oviedo, 1936)
Uno de los ilustradores españoles más
importantes del pasado siglo
En 1900 viaja a París para descubrir la
vanguardia y la bohemia de la capital francesa.
En 1903 regresó a Madrid. Sancha pasó del
costumbrismo a un expresionismo goyesco hasta convertirse en
maestro del realismo crítico. En sus dibujos trata de humanizar a los pobres, a
los más desfavorecidos: camareros, barrenderos, un cochero, una castañera,
policías, serenos, criadas... Fue mordaz cuando dibujaba a algunos personajes
como Antonio Maura o el conde de
Peñalver, alcalde de Madrid.
En julio del 36 se marchó a Oviedo para
trabajar en «Avance», un diario socialista radical. Terminó en la cárcel y
allí murió a causa de una úlcera de estómago.
martes, 17 de febrero de 2015
sábado, 14 de febrero de 2015
“Un buen lugar para reposar” de Luis Gutiérrez Maluenda
En mi afición a las novelas negras escritas por autores españoles, un día descubrí a Luis Gutiérrez Maluenda creador de una serie de títulos protagonizados por un detective privado llamado Atila.
Atila conoce el Barrio Chino mejor que la palma de su mano y reparte su tiempo entre investigaciones con las que malvive, una novia a tiempo parcial que intenta redimirlo, el consumo de whisky, Vat 69, falsificado la mayoría de las veces y el ejercicio de algunas acciones filantrópicas, como socorrer a una anciana a quien una poderosa inmobiliaria le está haciendo la vida imposible e intenta obligarla a abandonar su piso.
Atila transita entre el locutorio en el que mantiene su despacho y el garito de portero en el que sobrevive.
En esta ocasión Atila desenmaraña una serie de asesinatos vinculados a las páginas de contactos de internet en las que hombres y mujeres buscan parejas intentan ahuyentar la soledad a golpe de tecla y, en la novela, otros personajes como algún que otro sicario colombiano en pleno ejercicio de lo que saben hacer.
Un estilo directo, sin florituras, ágil para que el lenguaje responda a la acción de la novela.
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