Aldo Moro, Presidente de Democracia Cristiana en Italia, fue secuestrado por las Brigadas Rojas el 16 de marzo de 1978. En el acto del secuestro fueron asesinados cinco miembros de la escolta. Era el día en que Andreotti presentaría en el Parlamento al nuevo gobierno apoyado por los comunistas. Aldo Moro había sido uno de los artífices de ese pacto, que plasmaba el llamado “compromiso histórico” defendido por los comunistas.
El 9 de mayo de 1978 se encontraba el cadáver de Aldo Moro en el maletero de un coche.
Comentando las cartas hechas públicas hasta hoy, que Moro envió a dirigentes políticos, a la prensa y a su familia estando secuestrado, el autor reconstruye los pensamientos y los hechos de este terrible acontecimiento de la historia italiana.
Durante aquel secuestro, se pusieron de manifiesto diferentes posturas. Los socialistas de Craxi sostenían la necesidad de abrir alguna negociación con los terroristas con limitaciones a las posibles cesiones, mientras que los democristianos y comunistas mantuvieron una posición de firmeza al defender la total intransigencia ante los terroristas de las Brigadas Rojas, posición conocida como de “solidaridad nacional”, aunque esa postura condenara a Aldo Moro.
El político secuestrado pidió y solicitó de forma angustiosa en sus cartas la negociación, lo que llevó a personalidades y conocidos políticos italianos a expresar públicamente que no reconocían al Aldo Moro de aquellas cartas.