He terminado de leer hace unos días “EL OLVIDO QUE SEREMOS” del escritor colombiano HECTOR ABAD FACIOLINCE.
Un libro escrito 20 años después de los hechos, cuando el autor fue capaz de enfrentarse a sus fantasmas.
Titulado con las palabras de un soneto de Borges, es un apasionado y hermoso texto, que el autor dedica a su familia y de forma más particular a su padre, médico asesinado en Medellín por unos sicarios; un testimonio de fidelidad y amor a su padre; un testimonio de rabia por la muerte de una persona excepcional; una inmersión en la violencia política de Colombia; un alegato contra la injusticia y la violencia terrorista. Emocionan las páginas en las que el autor narra con detalle los momentos de la muerte de su padre.
Cuenta con detalle los hechos a partir de testimonios y del expediente judicial abierto el 26 de agosto de 1987, un día después que asesinaran a su padre, y archivado unos años más tarde sin detenidos y sin resultados.
Un gran libro de un gran escritor que permito recordar, aunque no soy amigo de recomendar libros.
Soneto de Borges que el padre del autor llevaba en bolso cuando fue asesinado.
Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán, y que es ahora,
todos los hombres, y que no veremos.
Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y el término. La caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los triunfos de la muerte, y las endechas.
No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre.
Pienso con esperanza en aquel hombre
que no sabrá que fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del cielo
esta meditación es un consuelo.